miércoles, 26 de diciembre de 2007

Intensos e Infantiles e Inmaduros

1. (Extracto de una página de sicología)

"Los intensos son muy entregados en sus relaciones, pero toleran mal la frustración. Se prendan de quien les gusta, lo idealizan, se fascinan y se desviven por él, pasando rápidamente de la atracción al amor eterno... hasta que las cosas no salen como ellos quieren; entonces con la misma rapidez pasan del amor a la rabia sin fin, al odio y a la descalificación. Por eso sus relaciones son oscilantes, inestables o tormentosas. Con respecto a ellos mismos también se muestran desmedidos. Un día pueden sentirse seguros de sí, atractivos y competentes y al día siguiente, feos, inseguros e incapaces. Vehementes, encantadores, y extremadamente afectuosos, los intensos pueden resultar engañadores: su cuerpo, sus relaciones y su trabajo son los de un adulto, pero sus reacciones emocionales corresponden a las de un niño."


Soy intenso.


Y también infantil.


Ahora bien, quiero hacer una diferenciación entre ser "infantil", y ser "inmaduro".Para mi, ser infantil es una característica que surge del alma de las personas (muy pocas personas), que se relaciona con la inocencia original, y con una forma especial de ver la vida. Se relaciona con eso que llaman "alma de niño"; con esa incansable capacidad de tratar de hacer lo correcto y de disfrutar los detalles. Por supuesto que también está esa capacidad lúdica; jugar y ser juego.Por otro lado, y desde mi punto de vista, ser inmaduro implica no saber relacionar las acciones que uno acomete, con el mundo. No tener la capacidad de sopesar las consecuencias de los propios actos, y el impacto que pueden tener en otros.

Ser infantil no implica ser inmaduro.