miércoles, 26 de diciembre de 2007

Trabajo como el ajo

Se está acabando el año, y cuando veo hacia atrás, y lo poco que queda por delante, sólo puedo pensar en una cosa.No podría haber tenido un trabajo de oficina. No podría haber sido contador.

Yo salí de un liceo comercial. Obligado por cuatro años a aprender cómo llenar formularios de impuestos y cuadrar balances. Cuatro años de oscurantismo contable, sumido en la desesperanza absoluta, acorralado por números y fórmulas. Recuerdo a mi profesor de Inglés, que pasaba una lista de palabras en la pizarra y hacía prueba. Ese era el contacto más cercano que tenía con el lado humanista.Después de salir de ahí, hice la práctica contable en una empresa que ya quebró. (No creo que haya sido por mi culpa, aunque una vez fui a pagar una cuenta al banca con un cheque y se me olvidó pedirle la firma al gerente... creo que demandaron a la empresa o algo...)

Después de eso, estuve dos años trabajando en empleos irrelevantes, buscando mi destino. Entre esos empleos, tuve la suerte y el privilegio de tener por unos meses el mejor trabajo de mi vida: Ser vendedor de videojuegos en Juisma...

Si. Mi trabajo era efectivamente ese, probar videojuegos y venderlos. La gente llamaba y pedían hablar conmigo porque se quedaban pegados en un juego. Probaba las alfombras para baile. Usaba las teles inmensas que habían para probar juegos y atraer clientes. Cielos, si pagaran más por eso...todavía estaría en el rubro...Desde que me compraron un atari, no he dejado de jugar siempre algún videojuego. Ahora, por tiempo, se hace más dificil. Pero siempre busco el espacio. La verdad me relaja. Y es mejor que fumar.


Si, soy infantil.



Pero no inmaduro.

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